Hace unos años me preguntaron:
"Tu hija ya tiene 5 años, ¿no debería estar ya en el colegio?"
Y no, todavía no lo estaba. Este corto que me encontré en esa época, además de contar un gusto narrativo impresionante (solo por eso ya merece la pena verlo) lo explica a la perfección.
Es una muestra clara de cómo todo lo que nos sucede en los primeros 7 años de vida moldea nuestra realidad para el resto de la vida. Nos moldea la percepción que tenemos de la vida y lo que consideramos correcto e incorrecto. Bueno o malo. Permitido y no permitido. Nos genera los paradigmas que después tendremos que tratar de romper como adultos para solucionar nuestros problemas. Nos castra la posibilidad de hacer lo que más nos gusta, nuestro propósito de vida. La razón por la que hemos venido a este mundo, y por esto, nos pasaremos el resto de nuestras vidas buscándolo.
Este video de Daniel Martinez Lara y Rafa Cano Mendez (son unos genios) resume mejor que nada todo lo que siento sobre la educación y cómo esta es el principal problema de la insatisfacción que tienen las personas hoy en día. Es la razón por lo que la gente busca talleres para encontrar su propósito de vida como los que dictamos de la Huella Social.
Desafortunadamente no nos enseñan a darle sentido a la vida. Solo nos enseñan a darle importancia a 2 áreas de la vida. La profesión (estudio y trabajo) y las finanzas. Por eso nos decían de pequeños, “Si estudias algo que te permita tener un trabajo estable, y con el que puedas ganar mucho dinero, serás feliz”. Y resulta que no. Resulta que la vida es mucho más que eso y que debemos trabajar fuertemente en más de 2 dimensiones en la vida si queremos alcanzar la vida que deseamos.
Las respuestas a por qué la gente no es feliz, si han hecho todo bien en sus vidas, es decir: si han estudiado fuerte para pasar sus exámenes, lograron graduarse del colegio, lograron ser aceptados en una universidad y (después de 5 años) se graduaron. Consiguieron un trabajo estable y les pagaron un sueldo. Si tuvieron éxito, compararon una casa, se casaron y tuvieron hijos. Entonces, ¿cómo estoy triste, deprimido, decepcionado o desesperado por que la vida que llevo no me da felicidad?
Este corto es una invitación a hacer un alto en el camino y reflexionar sobre nuestra vida. Nunca es tarde para cambiar.
Una vez una persona en un taller, don Luis, de 85 años que no sabía ni leer ni escribir me dijo: “No sabía que podía tener un propósito de vida”. Nunca es tarde para reinventarse.

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